El ganchillo o croché suele
considerarse un complemento del tejido con dos agujas. Se ha usado tradicionalmente para adornar
y elaborar delicadas piezas del ajuar doméstico (colchas, cortinas, manteles y,
sobre todo, tapetes). Pero el ganchillo es mucho más, tiene entidad propia y admite variaciones infinitas (ver puntometria.com), Podría ser, incluso, la forma de tejer más
antigua.
Sea cuál sea su origen, esta forma de tejer se fraguó o pervivió intramuros de los conventos. No en vano se conocía como “el encaje de las monjas”. Las religiosas elaboraban, con hilos y ganchillos muy finos, hermosos e intrincados trabajos para
adornar las ropas de los sacerdotes y los altares.
Buceando en la historia del ganchillo, nos ha llamado poderosamente la atención la iniciativa del pueblo polaco de Koniakóv. Sus mujeres llevan décadas tejiendo finísimos encajes que, en parte, abastecen la demanda del Vaticano. Insólito es el giro que han dado a su arte: compaginar la elaboración de piezas tradicionales con la confección de prendas de lencería. Sus bragas y tangas de croché se venden en todos los rincones del planeta y son hoy un negocio fructífero (http://www.koniakow.com/).
Buceando en la historia del ganchillo, nos ha llamado poderosamente la atención la iniciativa del pueblo polaco de Koniakóv. Sus mujeres llevan décadas tejiendo finísimos encajes que, en parte, abastecen la demanda del Vaticano. Insólito es el giro que han dado a su arte: compaginar la elaboración de piezas tradicionales con la confección de prendas de lencería. Sus bragas y tangas de croché se venden en todos los rincones del planeta y son hoy un negocio fructífero (http://www.koniakow.com/).
No es el primer caso de una
exitosa “industria del ganchillo”. En el siglo XIX, dos mujeres piadosas y emprendedoras montaron un entramado económico
para sacar de la pobreza a personas indigentes. Sucedió en Irlanda, en las
poblaciones de Carrickmacros y Clones.
Madres e hijas de familias sin recursos tejían
encajes de ganchillo en sus casas, que luego se vendían a muy buen
precio a familias adineradas de Dublín, Londres o Nueva York. Esta "industria" llegó a emplear a 20.000 mujeres y niñas. Aún hoy día el “Encaje de
Carrickmacross” y el “Encaje de Clones” son la marca de identidad de ambas
poblaciones.
El vestido vintage irlandés que ilustra este post es, sin duda, una obra de arte, como lo son también las creaciones de la artista portuguesa Joana Vasconcelos. Utiliza el ganchillo como una herramienta artística en sus obras. El resultado es espectacular. Para muestra, este impresionante piano cubierto con un exquisito trabajo de choché.